La de Monte Quieto, Bodega de Familia, es una historia de amor que empezó hace más de 20 años, cuando Agustín y Matilde juntos llegaron a Luján de Cuyo, Mendoza, y encontraron en Agrelo su lugar para dar vida a su pasión por el vino y para afincar allí su vida familiar.
Monte Quieto tiene dos características: sus vinos de corte, a los que Agustín y Matilde no dudan en caracterizar como más complejos y equilibrados que casi todos los monovarietales.
“Gracias a la combinación de variedades o de una misma variedad pero extraída de diferentes suelos, obtenemos vinos aún más completos”, observa Agustín.
La segunda particularidad de Monte Quieto es la elección desde sus inicios del Cabernet Franc, como principal emblema de sus vinos, poco frecuente hace 20 años en los viñedos y vinos argentinos.
“En Mendoza, dada la particular madurez que alcanza esta uva, sus aromas y sabores ya cautivan desde la viña y se fortalecen en la bodega, entregando una expresión delicada en la copa”, destaca Matilde.
Actualmente, Monte Quieto elabora tres líneas de vino –Quieto, Alegre y Enlace-, todos con enología de Leonardo Quercetti, producidos íntegramente de uvas propias, celosamente cuidadas y recolectadas a mano. El respeto a las tradiciones de la viticultura de Mendoza da por resultado vinos que conservan y aseguran la expresión más pura y directa de los terruños que le dieron origen.
“Elaboramos todos los vinos con uvas de nuestros propios viñedos, en los que básicamente tenemos Cabernet Franc, Malbec, Syrah y muy poquito de Cabernet Sauvignon”, señala el enólogo