La Pinot Gris o Pinot Grigio, como se la denomina en italiano, es una mutación del Pinot Noir reconocida por ser muy versátil, ya que se utiliza para hacer blancos o rosados, secos o dulces, tranquilos y espumosos. Se caracteriza por su piel rojiza y por ofrecer vinos de sabores frescos y afrutados, con notas de pera, manzana y cítricos.
No existen registros de la presencia de esta cepa en nuestro país sino hasta el año 1996, cuando François Lurton -pionero en el Valle de Uco mendocino e impulsor de la IG Los Chacayes– compró a Francia esquejes de Chardonnay para comenzar a vinificar y, por error, le enviaron Pinot Gris.
La adaptación de la variedad al terroir fue excelente, por lo que luego se expandió a otras regiones.
Según el último reporte del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en Argentina existen 525,2 hectáreas de Pinot Gris, siendo la cuarta variedad rosada más plantada. Su producción se concentra en las provincias de San Juan y Mendoza; en esta última la cantidad de hectáreas asciende a 230.6.
Thibault Lepoutre, director para América Latina y enólogo de Bodega Piedra Negra.
Actualmente, elabora seis ejemplares increíbles: tres blancos, un rosado y dos espumosos:
Alta Colección Pinot Gris: vino blanco joven.
Vuelà Rosado de Pinot Gris: vino rosado joven.
Reserva Pinot Gris: vino blanco con paso por barrica de roble francés.
Arroyo Grande Pinot Gris: vino blanco natural, sin filtrar, para cuya elaboración se utilizan levaduras indígenas.
Vuelà Brut Nature Pinot Gris: espumoso elaborado bajo el método charmat.
Piedra Negra Brut Nature Pinot Gris: espumoso elaborado bajo el método champenoise (con segunda fermentación en botella).
Las seis etiquetas se distinguen por dejar traslucir las particularidades de la cepa y la personalidad del terroir de Los Chacayes. Por lo que, sea cual sea la elección para el brindis en el Día Internacional del Pinot Gris, será una gran oportunidad para descubrir (o redescubrir) a la variedad en su día.