Con un espectáculo prolijamente diseñado, una puesta musical y de escena superior e interpretaciones con la emoción a flor de piel, la Fiesta de la Cosecha confirmó su lugar entre los mejores eventos de la agenda vendimial. Este año en un formato diferente, la celebración –organizada por el Fondo Vitivinícola, en co-producción artística con el Gobierno de Mendoza y con el acompañamiento de la Bodega Estancia Mendoza y la Municipalidad de Las Heras- supo mantener su esencia: una celebración a la cultura de la viña y del vino, un homenaje a sus hacedores y una gran apuesta a la originalidad musical que resulta del diálogo entre artistas y melodías de diversas procedencias.
Esta edición de la Fiesta de la Cosecha se trasladó excepcionalmente al Teatro Independencia y desde esta imponente sala, multiplicó su llegada a La Enoteca, donde 250 personas más disfrutaron del concierto en un evento al aire libre y cientos de espectadores también vivieron la fiesta a través del canal de Youtube El Vino Nos Une.
En La Enoteca se vivió una energía especial. Con todos los protocolos sanitarios, las 250 personas que asistieron a la transmisión simultánea disfrutaron del concierto en pantalla gigante, bajo un cielo perfecto, y de las degustaciones que ofrecieron las bodegas convocadas.
La Orquesta Filarmónica de Mendoza, dirigida por César Iván Lara, abrió el concierto e instaló el clima festivo. La primera obra –“Criolla”- fue compuesta especialmente para la Fiesta de la Cosecha por Polo Martí.
El dúo Orozco Barrientos llegó para traer la música cuyana al escenario. Con mucho dominio escénico, precisos, conocedores del folclore y de cómo hacerlo una fuente inagotable de inspiración, Fernando Barrientos y Tilín Orozco -a los que se sumó Cocó Orozco- animaron las primeras palmas de la noche. El arreglo de “Chilenitas”, que el dúo interpretó con la Filarmónica y el ensamble compuesto por Joaquín Guevara en guitarra, Juan Emilio Cucchiarelli en piano, Matías Gorordo y Matías García Calcumil en percusión y Sebastián Alcaraz en vientos andinos, fue un momento de gran fuerza musical y potencia interpretativa. Más tarde, el repertorio “folk” fue tomando diferentes colores con Fran Figueroa, Gabriela Fernández y Javier Montalto, tres voces mendocinas que entregaron exquisitos matices. En el fondo del escenario, una enorme pantalla proyectó imágenes que trajeron todo el paisaje vitivinícola que da marco a la Fiesta de la Cosecha.
El aplauso cerrado del público recibió a Pedro Aznar y los primeros acordes de “Como la cigarra” dibujaron un pequeño homenaje a la gran María Elena Walsh. Luego, a dúo con Gabriela Fernández, la cueca “Remolinos” –del querido Nolo Tejón- levantó vuelo en el aire del teatro, que agradeció con palmas. “Barro tal vez”, del inolvidable Spinetta, conjugó la exquisita guitarra de Aznar y las cuerdas de la Filarmónica y la emoción se hizo ovación.
El final también tuvo aire de homenaje a otra joya del rock nacional: una gran versión de “Himno de mi corazón”, el gran tema de Los Abuelos de la Nada. Todos los solistas y Pedro Aznar, juntos en un cierre memorable.
No fue el final, el aplauso obligó al bis y llegó “A primera vista”, hermosa canción, elevada en su versión sinfónica. Artistas en el escenario, el público de pie multiplicado en distintos puntos, comentarios en las redes sociales, todo unido en un gran brindis. Una nueva y diferente Fiesta de la Cosecha terminó y su magia continuará flotando hasta la próxima vendimia. El vino cumplió, una vez más su promesa: trajo felicidad y emoción.
El fervor y entusiasmo del público animó a Orozco Barrientos a salir nuevamente a escena para cerrar una gran noche. «Chilenitas» fue el tema que cerró una noche inolvidable.